Ahmed es un joven iraní que vive cerca de las zonas desérticas de Doha, junto a su esposa y su hija de dos años, viviendo en un cuarto pequeño, trabajando largas horas para lograr el sustento diario. Él abandonó su patria buscando un destino que le brindará mejores oportunidades, pero las desdichas de la vida lo dejaron confinado junto a su familia en un país del que no puede salir y no le da esperanzas para vivir mejor.
Sus ingresos son de un trabajo del azar, en las afueras de uno de los safaris que se popularizan con los turistas que llegan a estas tierras, con un par de camellos por lo que cobra algunas monedas para montar y tomar algunas fotografías a los que llegan con esa curiosidad. Hay días buenos donde muchos lo eligen de entre tantos que realizan el mismo trabajo, tratando de llamar a los posibles clientes con voz dulce a pesar de las dificultades que vive, soñando tener un golpe de suerte que lo haga salir de la miseria, pero lo común es que solo logre juntar lo suficiente para el bocado y la renta.