Un nuevo
amanecer asoma por la ventana, claridad tenue que infiltra entre las viejas
cortinas. Las campanas del reloj anuncian un nuevo día, mas nada de eso es para
mí. Para mí no hay días, ni sol, todo es oscuridad, tinieblas, frío y soledad.
Yo soy la parte que cuentas vagamente y no admites en tu historia. Soy la
sombra que te sigue y que nadie percibe, soy el eco en tu cabeza, soy…
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¿Quién soy?, ¿Quién eres?, ¿Quiénes somos?
Desde
hace mucho vine a tu encuentro, el mundo injusto te golpeaba y no había
escapatoria, desde los confines de un callejón sin salida aparecí para
auxiliarte, para sacarte del mundo de fantasías en el que decidiste vivir por
tanto tiempo y que te llevaron al delirio de una alegría irreal.
Yo te
mostré el camino y abrí tu visión a nuevos horizontes, te empuje a ser el mejor
sin importar cómo. Te vestí con las armaduras resistentes a la mediocridad de
lo usual, te di alas de fuego para que nada se te acercara y llegases hasta el
final, te hice invencible. Pero cuando llegaste al punto más alto, me has dado
la espalda.
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¿Y ahora qué?