Cain




Un nuevo amanecer asoma por la ventana, claridad tenue que infiltra entre las viejas cortinas. Las campanas del reloj anuncian un nuevo día, mas nada de eso es para mí. Para mí no hay días, ni sol, todo es oscuridad, tinieblas, frío y soledad. Yo soy la parte que cuentas vagamente y no admites en tu historia. Soy la sombra que te sigue y que nadie percibe, soy el eco en tu cabeza, soy…

- ¿Quién soy?,  ¿Quién eres?, ¿Quiénes somos?

Desde hace mucho vine a tu encuentro, el mundo injusto te golpeaba y no había escapatoria, desde los confines de un callejón sin salida aparecí para auxiliarte, para sacarte del mundo de fantasías en el que decidiste vivir por tanto tiempo y que te llevaron al delirio de una alegría irreal.

Yo te mostré el camino y abrí tu visión a nuevos horizontes, te empuje a ser el mejor sin importar cómo. Te vestí con las armaduras resistentes a la mediocridad de lo usual, te di alas de fuego para que nada se te acercara y llegases hasta el final, te hice invencible. Pero cuando llegaste al punto más alto, me has dado la espalda.

- ¿Y ahora qué?

Hora Perdida



           Las vacaciones terminaron, diversión, salidas, películas, días largos de libertad llegaron a su fin. La holgazanería y el exceso de botanas han hecho estragos en los ánimos de volver al hábito laboral. Aun desganado me despierto al sonar de la alarma en una mañana aún oscura. Siempre el retorno y los primeros días son los más difíciles, sólo es retomar el ritmo.

El agua fría corre y despierta el cuerpo aún soñoliento, a la espera que la calefacción relaje el temblar al clima helado. Una camisa de larga manga y el saco azul completan el vestuario antes de salir, pero hay un faltante, por ningún lado está mi reloj. El tiempo corre y se hace tarde, no hay espacio para una búsqueda satisfactoria, no es de importancia, luego será.

La mañana transcurre entre reuniones y las tareas cotidianas, mi mente se concentra, pero bifurcada rondando en el paradero de lo perdido. Caminando en regresión a los eventos acaecidos analizo donde estará el reloj, con la sensación de que realmente se ha perdido. Tal vez cayó en algún rincón de mi cuarto o lo habré dejado en otro sitio, pudiera ser lo he extraviado.

Noches de lluvia



      Cada día espero que caiga el manto de la noche, que el ambiente caluroso sea desplazado por el aire fresco de la oscuridad. Veo a través de las ventanas como la claridad atenúa con el correr de la tarde, el opaco resplandor de una jornada que finaliza llevando consigo un presente que queda atrás a cada segundo. Las arenas del tiempo caen y se van en el caudal de la ventisca hacia su destino, el pasado.

Respiro profundo al caminar escuchando las voces ambulantes y el andar apresurado. El viento sopla y arremete contra los pasos lentos, mueve las hojas de los árboles al compás de las aves precipitadas por las nubes acechantes. Un cielo claro que lo fue, ya no, vapor de agua gris llenando el azul opacado en el azabache de las horas.

Las luces encendidas de un mundo que no duerme iluminan el camino de sombras entristecidas. Manos hambrientas se elevan con el andar, vistas deprimidas al suelo, llantos enmudecidos por la resignación de la indiferencia periódica y el estruendo comerciante. Una noche más en pena, arropados en la apática frialdad.

Cándido Suspiro




        La miré fijamente a los ojos cuando dejamos de hablar, ella me veía sonriendo, yo contemplaba sus delicados labios, me acerque lentamente y nos disipamos en un beso impetuoso. Mis nervios estaban desbocados, confundidos entre la inquietud, el entusiasmo. El momento parecía inmejorable, todo se sentía perfecto, todo era una ilusión.

Era un momento irreal, un evento llegado de circunstancias que parecían insólitas para mí.  Situaciones que llegaron tan rápido y fuera de mi control. Un empuje que no lograba entender salía dentro de mí y confundía mi mente. Ahí estaba con ella en mis brazos, acariciando mi rostro intoxicado por el dulce aroma de su piel. Juntos en el silencio de la noche apacible arrullada por el eco de los latidos. No podía dejar de pensar cómo había llegado este momento.

Vida en un Balón




         Minuto ochenta y siete, a pocos minutos que acabe la segunda parte del partido y el marcador sigue empatado desde la primera parte. La final universitaria que está por decidir al campeón de este año, un ambiente emocionante que puede llegar a tiempo añadido y posiblemente a penales. Los jugadores han dejado todo en el campo y no quieren ceder el mínimo espacio al error. Ambos equipos han agotado sus cambios y los efectos del desgaste físico se notan. Pero los equipos están jugando con el corazón.
                                                                             
El balón es filtrado por la banda derecha, un centro peligroso entra al área, el delantero controla y el portero en una entrada peligrosa lo derriba aparatosamente. El público reacciona y grita con emoción, todos al pendiente de la decisión del árbitro que ha pitado y corre con el de línea para dar una decisión. Los jugadores de ambos equipos se acercan para intentar disuadir la decisión, pero ha sido claro y la autoridad con el sonido del pito señala al punto del penalti.

- Déjame tirarlo y después me puedes cambiar.

Alegre Tristeza




       Hoy se ve una sonrisa en mi rostro,  porque es mi trabajo embaucar al público, es parte de un show que debe continuar, día tras día. Pero no dejes que mi alegre expresión de una impresión errónea, porque en realidad el desconsuelo y yo somos uno. No hay que malinterpretar, no soy un amargado, solo estoy triste.

Mi vida es una broma que no logro entender, mi destino fue tallado ante las luces en un escenario que me vio nacer. Bajo una carpa mis padres entretenían para juntar un poco de dinero, yo siempre los veía reír junto a los demás, incluso cuando la pintura había sido mezclaba con lamentos.

Solo era esperar que la última persona se fuese o diéramos la espalda para que el semblante cambiara. La felicidad era efímera, solo unos minutos al día, solo cuando se debía aparentar. Así fue mi niñez, mi juventud, mi vida, aprendí que para el mundo solo éramos la cara del bufón de turno, pero sin el maquillaje solo soy un triste nadie.


A una Cuadra




    - ¿Nos vamos? – Me decía mi novia para iniciar nuestro recorrido diario.

Ella y yo nos veíamos de lunes a viernes, en los intermedios de clases en la universidad o cuando fuese posible. Una vez finalizado el día, la acompañaba hasta la estación de bus intermodal, ella vivía en las afueras de la ciudad. Salíamos juntos a tomar el autobús y veíamos la ciudad todos los días mientras platicamos de todo.

Nuestra ruta nos llevaba por zonas residenciales, calles vacías, mercados y barrios considerados peligrosos. El trayecto era tardado, casi una hora viendo subir y bajar a muchos pasajeros, el ruido y la indisposición era algo común. Siempre el colectivo se aglomeraba de gente, todo tipo de personas se podían ver, viejos, jóvenes, alegres, de mal humor y a veces hasta de temple sospechoso, algo con lo que se aprende a vivir.

Retrato del Fragor


         Navegando en el mar luminoso un choque a los sentidos, emergen recuerdos de un pasado intransigente. Una imagen exalta la meditación en mi mente perdida en banalidades. Buscaba un poco de distracción en esta noche solitaria y todas las opciones se esfuman ante los designios de un gris porvenir, la fragilidad de hilo donde caminamos cada día, tambaleante con la mirada hacia arriba, así no vemos la profundidad del precipicio.

En días, mis noches eran acompañadas del fluido oponente a la sobriedad y estruendos incoherentes para muchos, un fragor ascendente que retumba en mi ser, rodeado de almas oscuras a la perspectiva inculta, pero una cueva donde mis horas parecían tener sentido al ritmo de seis cuerdas estridentes. Voces dulces, voces mefistofélicas, palabras claras, a veces ásperas, con miles sentimientos al fin.

Caminaba hacia la multitud farragosa, hallaba el punto sereno en el caos, miraba al frente entre la opacidad de melenas entrelazadas por la espiral. El eco estalla, el suelo se estremece, voces al unísono  al son del clamor de conflagración. Tropas a cada flanco esperando el golpe de tambor, vorágine humana reclamando su paso a costa del débil. Levitando por la bruma pesada del aire rasante a mercurio. 


Hito



         El clima aún está frío, mas no gélido, los días de temperaturas muy bajas se están marchando para iniciar la época que el sol calienta un poco más, con el cielo lleno de nubarrones queriéndose marchar hacia el horizonte o solamente esperando para disiparse entre precipitaciones, una brisa leve ha dejado las calles húmedas, que ahora secan con los rayos solares que medio se dan paso entre las nubes y el viento que baja de las montañas cercanas y apenas se da espacio entre los edificios de la zona. Es una mañana fresca en este sábado de abril en esta ciudad capital, Andorra La Vella.
Andorra, este pequeño país situado en los Pirineos, entre España y Francia. No existen muchos lugares en el mundo que puedan presumir de contar con tanta de naturaleza en comparación a su territorio. Es un auténtico paraíso verde, formado por preciosos paisajes y bosques. Cúspide en la guerra contra la humanidad por la personificación de la diosa griega Gaia. Un lugar sin sistema ferroviario, ni aeropuerto internacional, pero con economía creciente por el turismo. El nivel de habitantes no es exuberante y su densidad se concentra en su capital.

Viaje Sideral




         Karen caminaba y caminaba, siempre viendo al horizonte buscando la delgada línea entre lo real y lo fantástico, creyendo ser un ave volando por los cielos, tocando el azul y la densidad. El día se hacía noche, y la noche día frente a sus ojos, las horas parecían detenerse mientras pasaban mucho más rápido, el tiempo no tenía sentido, hasta que el aire crudo le golpeaba y le hacía volver en razón.

Oscuridad y remordimientos la cobijaban en cada momento de coherencia, pero eso no le impedía querer salir, correr hacia las praderas y que la hierba verde fuese la cama suave que le ayudara a descansar, ver hacia las estrellas y respirar profundamente el cosmos para perderse en un sueño que le haría olvidar todo lo malo que la rodeaba. 

- ¿Qué es real? – Se preguntaba a sí misma.